Descripción
Pinté esta obra tras una reflexión sobre la relación entre nuestro cuerpo, como ente palpable que cada uno “recibimos” al nacer; y nuestra alma, aquello intangible que habita dentro de cada uno de nosotros.
Entendiendo así ese cuerpo como un traje que cubre nuestra verdadera entidad.
En la composición podemos ver una figura femenina desnuda que evoca a la “Venus de Willendorf” con rasgos corporales reconocibles que se van abstrayendo conforme recorremos el lienzo diagonalmente de derecha a izquierda. Esto es porque he querido representar el momento del nacimiento o, mejor dicho, el momento en el que un alma se introduce dentro de su nuevo traje. El alma, representada como una amalgama anaranjada de formas puras y con múltiples rostros que de desdibujan.
Con esta pieza he seguido trabajando el cubismo, pero esta vez en elementos mas localizados y quizás con un sentido mas simbólico: el del alma, la mente, los pensamientos. Mientras que, en los elementos corporales, como la propia naturaleza de los mismos, he utilizado una pintura mas fluida, con mas vitalidad y movimiento.